Un cuarto propio
Un cuarto propio
Algunos ya habrán leído el famoso ensayo de Virginia Woolf
sobre las mujeres y las novelas, la definición de como un cuarto propio recibe
tanta importancia al poder escribir libremente y la intimidad que llega a tener
una mujer en tal cuarto.
No es mi objetivo
explicarles como la interpretación de este ensayo tuvo lugar a que muchas
feministas pudieran tener una razón más por la cual alegar, o que es lo que
ocurre en la actualidad con las mujeres y las novelas, o los pensamiento paralelos
que corren junto con esta idea del ensayo original. Tan solo buscaré el exponer
un pequeño momento de cómo puede cambiar en la actualidad la obtención de un
cuarto propio y un poco de dinero para una mujer.
Si bien, cada vez es más fácil encontrar esta situación en
que una mujer se puede encontrar en un cuarto propio para poder realizar en el
lo que quiera, no solo se trataría de eso hoy en día. Un cuarto propio puede
significar tantas cosas para una mujer sin importar la edad. Un cuerto propio puede ser justamente un lugar
dónde puedas escribir tranquilamentemientras haces reflexión de que es lo que
ocurre a tu alrededor.
Me es inevitable pensar en un cuarto no solo como un deseoso
lugar privado, sino como el lugar sagrado para esa privacidad y protección que
podemos adquirir ¿De qué? De ser mujer. Pues
la construcción de mujer no es solo la que tienes anatómicamente sino también
tu puesto y tu lugar social. Esas expectativas que se adquieren al paso del
tiempo y al inyectarse en una sociedad especifica.
El ser mujer no siempre aborda una visión agradable de las cosas, o la situación
de caballerosidad que se nos enseña a esperar, sino que va hasta la forma de
actuar en las situaciones inesperadas que solo se obtienen por medio de
referencias llenas de “feminidad”. Pero contrario a esto, cualquier reacción
que no muestre un tanto de “sensibilidad” y puede significar el no ser una
persona digna o retachada simplemente.
Los deberes de la mujer se adquieren al crecimiento. Quisiera
saber si hay alguna mujer que no haya sentido la presión de tener que hacer
algo de cierta forma porque así se comportan las mujeres. Todas desde pequeñas
nos enseñaron a cuidar él bebe o a preparar la comidita, a usar falda en la
escuela aunque fuera más cómodo el pantalón y usar sostén cuando nuestros
pechos crezcan para que se vean estéticos, depilarnos porque somos asquerosas
sino lo hacemos, y someternos a rutinas de belleza para poder hacernos notar. Tener un cuerpo con silueta o los dientes
parejos y blancos. El cabello largo o el cabello corto, brillante y sedoso. Largas
pestañas y labios rojos. Todo esto es lo que dicen que nos hace mujer.
Año tras año buscando verse femenina y encontrando el
vestido. Preparando el seudónimo para que no la reconozcan al querer conocer
más de la sexualidad, o a fingir y mentir sobre lo que siente.
Mujeres que quieren ser independientes pero que se
encuentran con quienes las limiten, con quienes las detengan, secuestren o asesinen.
Mujeres hermosas que no les preocupa lo que digan los demás pero que aun así no
pueden hacer nada porque la han juzgado.
Todas ellas tienen un punto en común: quieren estar solas en
algún momento, en su cuarto propio. Para que se encueren, para que sientan la libertad de no usar sostén o de
no preocuparse por cómo se ven o las ven. Dónde no tienen que hacer deberes, pero si
pueden ser ellas mismas. Dónde nadie las moleste y dónde quieran compartir con
alguien más su forma de pensar y sentir.
Un cuarto para enfermarse, para curarse y para reír y
llorar. Para estar sin nada para poder estar con nosotras somos.
Virginia Woolf, nos dijiste que en un cuarto propio la mujer
se desarrolla más y mejor, pero también puedo decir que es e cuarto propio
dónde realmente podemos ser una mujer.
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