¿Qué buscamos?

¿De qué huimos?

Pienso que todos huimos  llenos de miedo de aquella temporalidad que nos advierte con comernos en el  tiempo tan corto de un sueño, que no nos promete nada, como un solsticio intemporal.

Huimos de todo cambio que nos haga ser más que una simple participación, una mancha en una mesa, un nombre en una libreta, un punto en un dibujo puntillista.

Somos tan frágiles y ajenos, la mortalidad que nos aterra y que nos invade más allá de llegar a ver un lado distorsionado de todo aquello que nos pronuncia y nos marca, viviendo en casualidades o marcando tal vez nuestro destino y dejando que todo recaiga en los demás, lejos de nuestro alcance  y en un conformismo mediocre que no dejará de existir hasta que se encuentre la voluntad de no caminar hacia un mismo rumbo sino de volar sin que nos dicten alguna dirección marcada, sino siguiendo la ruta de los sueños y aquellos ideales que nos hacen ver las formas de este mundo en otra perspectiva.

Como la triste idea de Aquiles al buscar la inmortalidad  a cualquier  precio, así es la existencia de algunos otros, que deja su levedad y su peso en situaciones que plantean aun tanto más que una reflexión de contrariedad.

¿Las acciones mueren? ¿Las palabras viven?

¿Buscamos entonces transcendencia como aquel arte que nos es imposible alcanzar?
Aquello que solo vive en sueños guajiros y que amamos como solo Platón nos enseño.

Lo cierto es que estamos condenados a vivir el final de nuestros días entre la dicotomía de una filosofía que no siempre tenemos presentes, entre el bien y el mal, el día y la noche, la oscuridad y la luz, entre la teoría y la praxis, entre el peso y la levedad, y la naturaleza aun en sus locuras de sabiduría nos ha hecho hombres y mujeres.

Tan simple como eso, no existimos con un solo principio, necesitamos ambas mitades para complementarlas, ¿bajo qué fundamentos?
Ninguno
Solo se es por ser, porque no podemos ser lo que no se es por no ser.
¿Buscamos transcendencia o estabilidad?



Comentarios

Entradas populares