Divisiones Políticas Elásticas
Déjame explicarte. No, déjame solo hablar que a decir verdad
no es mucho por tí, sino que ya me es
una necesidad de ordenar.
¿Puedes verme?
¿En serio?
¿Ves esos moretones? No son nada, son solo pulsiones, esa
necesidad de enfrentarme, esa búsqueda constante de justificar el dolor físico.
Pero no ves esas divisiones en mi cabeza, esa red de tejidos coloridos y
frágiles que he estado guardando. Esa forma en la que se me quiebra la voz, en
la que quisiera gritar, esa forma en la que no puedo guardarme y dejar de
pensar en besarlo y desear su aroma.
¿No te das cuenta? Esa manera en la que guardo mis celos
locos, esa forma en la que dejo que las cosas fluyan, esa forma en la que me
siento segura cuando estoy más dividida.
¿No se nota? Esa división entre mi pecho y mis costillas que
no deja de palpitar ante la adrenalina que me provocan.
¿Puedes darte cuenta de lo ágiles que se han vuelto mis
piernas desde que empecé a correr? Pero no hablo de correr por una pista o un
espacio.
¿Has sentido mi vientre? Esas sensuales líneas que se marcan
y que antes no tenía, no son más que el reflejo de mis límites.
¿Has visto fijamente mis tatuajes? Son esas ideas que no
puedo dejar de probarme para renacer en otro personaje.
Mi mente me centra en lo que debería sentir, pero he
regalado mis hombros, mis brazos ya están ocupados en alguien más, y le di mi
pecho a alguien de por ahí, albergo en mi estómago huellas de sensaciones
fuertes y de impulso; y no deberías preguntar por mi cadera, esa está ocupada
en el mundo de la fantasía; mis piernas son las más externas y alejadas de ese
cerebro que debe disciplinarlas más porque de un tiempo para acá solo han
tomado el rumbo que les apasiona y no que deberían de seguir.
Y esas divisiones nunca me habían hecho más completa de lo
que estoy ahora.
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