Apatía y empatía
México empático y apático
A casi una semana de que Juan
Gabriel muriera de manera sorpresiva, ha causado más importancia y crítica que
el mismo hecho político de que Trump nos visitara. En lo personal me encanta
poder ver cómo la gente por redes sociales manifiesta su opinión sobre los
hechos recién ocurridos -al final también lo mío es una pequeña crítica- las publicaciones de cómo la muerte de un artista
afecta en muchas familias, y el inconformismo de la visita de un político que
igualmente ha despreciado a la gente latina. La diferencia tal vez sea que a
pesar de que ambos son hechos que afecta gravemente a la sociedad, uno de ellos
dará de que hablar en más hogares que el otro y durará más tiempo en la
televisión.
Si bien Juan Gabriel -que me
laten un buen sus rolas- fue un personaje que tal vez mostró un poco más el
lado popular empático de la gente, claro, la historia de cómo una persona que
paso muchísimas dificultades en su vida, salió adelante a poner el nombre de
México en muchos países de una manera artística y lo más importante, fue que “demostró”
que si eres perseverante seguro conseguirás salir adelante.
Ahora, si bien la visita de un
político que habla otro idioma y que se creó fama por sus malas referencias hacía
los migrantes centro y sudamericanos, no es tema de más de unos cuantos días
para un sector “grande” de la población, privilegiado de poder conocer al menos
un poco de política, hace excluyente al pueblo mexicano de más hechos
importantes y de un futuro impacto en muchos ámbitos esta misma visita.
¿México es apático?
No, es empático con el fácil
acceso a la información, lo que sí es que México está más que harto de ver cada
pendejada de EPN a cada año y al parecer ya se hace “normal” que haga este tipo
de cosas. Pareciera que mucha gente se enoja que ciertos sectores de la
población no se den cuenta del peso que tienen ciertas actividades políticas
que pasan desapercibidas por detrás de un canal que todo este fin de semana
hará un especial de Juan Gabriel, porque obviamente la gente prefiere disfrutar
lo que entiende, qué enfrentar lo que ignora.
Es muy fácil poder críticar como
yo desde un medio de comunicación lo que ocurre, desde una red social o desde
simplemente el internet, pero más allá de eso, ¿Realmente nos damos la tarea de
realizar una coherencia de nuestros hechos con nuestras palabras? Más allá de responder, más allá de clasificar,
más allá de ignorar lo que pareciera “indigno” de conocer.
La apatía a la política a nuestro
país simplemente creo que nos habla de una lejanía de nuestros hechos bajo la
coherencia de nuestros actos, el día que comencemos a explicar a los niños, a
la gente mayor, a nuestra familia, a nuestros amigos porque realmente los
hechos de Trump o de cualquier otro político afectan a todos, y comencemos a
actuar de esa misma manera, pienso que podríamos ver también documentales,
noticias de calidad y programas de debates políticos alegremente como vemos los
especiales de JuanGa o los partidos deportivos.
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