valvula de escape 1
Válvula de escape 1.
Su nombre es Jorge Caballero.
Un hombre de pequeña estatura, piel morena, cabello corto, peso medio y una actitud agradable.
Ex jugador de futbol americano, ingeniero mecánico, originario de la capital, vivío por un tiempo en Reynosa (por eso su acento) y llevaba ya varios años viviendo aquí.
Llegó y enseguida me sonrio, me reconocio enseguida y probablemente por el collarín que tanto detestaba, en fin, intercambiamos saludos y se sentó.
-Yo lo ví todo.
Me contó como fue aquel accidente que odiaba mencionar, el accidente que era mencionado en cada que me veían y que no podía dejar de pensar cada que me veía al espejo. Me contó que esa noche no durmio, que esa noche había perdido el conocimiento de todo tras haberse embriagado.
-Son de esas cosas que no podrás olvidar jamás y que te quitan el sueño. Pero ayer que me hablaste sentí tanta tranquilidad de saber que estabas viva. Yo te entiendo cuando la vida te cambia tras un accidente, cómo te sientes, la depresión, la forma en la que te ves y las preguntas. Entiendo el dolor y lo mucho que odias el no poder hacer muchas de las cosas que hacías.
Realmente me sorprendio lo que dijo. Un hombre que en su brazo llevaba marcas blancas y pequeñas arrugas de quien se había quemado.
-Hace dos años yo tuve un accidente, me exploto una bomba de gasolina y quede con la mitad de mi cuerpo con quemaduras de tercer grado.
Me contó su historia, una historia que me sorprendio y que hizo que inevitablemente llorara al saber que estaba con alguien que enserio parecia que no le había pasado nada y que tenía la fortaleza de decirme como fue su accidente y como veía que la piel se le caía. Decirme que le dio un infarto y que el dolor es tan fuerte que solo SIENTES NEGRO.
Me vio a los ojos y me dijo que no tenía de qué preocuparme, que si alguien valoraba la vida y ese momento, era él. Qué a cómo él había visto mi accidente y tras haber vivido uno, él imaginaba lo peor, la fragilidad de la vida.
Y cuando me di cuenta que ya no podia ver más allá de un gran hombre que estaba enfrente de mi, sobreviviendo a lo que realmente nunca había imagina y que me entendia, solo me dijo como al final:
-Aprovecha tu segunda oportunidad.
Muchos me habían dicho que era un milagro, que debo vivir por algo, las leyes metafiísicas actuando en mí y el agradecimiento a algo que no entiendo y que no creo entender. Las "esperanzas" por "enmendar" mi camino y las tristes ideas de que todo lo debo y nada es mio.
Creo que por primera vez sentí que alguien me decía algo sincero, algo real, "una segunda oportunidad" la cuál no sé bien para qué ocupar, pero en definitiva era para almenos tener el tiempo suficiente para estar con quienes debía estar.
Porque por una serie de eventos desconocidos, no conocí a Jorge antes, lo conocí ahora, en estas circunstancias, en las cuales solo quería saber que alguien me escuchaba, lo conocí cuando él tenía la fortaleza y valor de ayudarme ahora que lo necesitaba sin ningún reproche
Cómo no iba a cambiar mi perspectiva si más de una persona pensaba que había muerto.
Cómo no iban a ser diferentes las cosas cuando te dicen los doctores que corríste con suerte.
Sí somos tan frágiles, tan simples que la vida no la ves, solo la sientes.
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