Qué ocurre cuando una mujer dice ¨NADA¨
Te conozco
La percepción de tu particular forma de verme y la extraña forma de buscar ese contacto.
El sol de mediodía y la mantención del silencio.
Y me preguntas qué es lo que ocurre, solo puedo contestar con una palabra que encierra todo el sentir de unos segundos por mi cabeza: nada.
No puede ocurrir nada, si guardo silencio es porque existen tantas cosas que debo de decirte, cosas que no se cuentan con palabras pero si con la boca, y aún tienes la pregunta en tu cabeza: ¿qué pasa?.
Renunciamos a las palabras, a los ruidos para mantenernos al silencio que anestesia los sentidos, y a una completa renuncia de lucha por el caso, al que manteníamos la fe para ser destruidos ante nuestras ilusiones.
Sabes perfectamente que nada ocurre, que nada puedes decir, que quisieras escuchar palabras o solo esperar que todo regrese a ser como cuando era antes, pero es imposible, en tu mente resuena la frase “nada ocurre dos veces de la misma forma”.
Confusiones y canciones, así es cuando te encuentras en la recamará contigo misma, esas letras de las canciones con las que recuerdas perfectamente su ropa y la forma en la que cantaba, y de forma masoquista explotas al máximo el recuerdo que sabes que algún día ya no tendrá el mismo efecto en ti.
Y aún no pasa nada.

No pasa nada porque aún sigues en el mismo lugar, tu mente se quedó congelada en el mismo momento que se repite en constante, que lo reflejas en cada escena particular a tu alrededor.
Nada
Maldita palabra que mencionamos los mujeres cuando encerramos en nuestra maléfica mentalidad todo lo que deseamos en un segundo, lo que recordamos en un instante, lo que haríamos en los siguientes minutos, la creatividad de una nueva escena en tu vista, la esperanza de las siguientes pestañas que se convertirán en deseos, la tristeza inevitable de los problemas que ahora se llevan a la cama entre sueños que se convierten pesadillas, cansancio y falta de ánimo para seguir luchando por lo que quieres, frustración por no poder hacer nada, tremendo dolor de cabeza, recrear una escena para poder encontrar un error, recordar lo que debiste haber dicho, imaginar lo que sería mejor contestar, las opciones a tus respuestas y las preguntas que te haces y que te están haciendo porque justo en este momento que él roza con su mano tu brazo para delatar un gesto de que realmente importa la respuesta que vas a dar y la forma en la que vas a contestar, y dentro de todo eso solo puedes decir: NADA.
Pero si eres bastante inteligente, ya sabes todo esto que te he dicho, la conoces y sabes que “nada” es más de lo que todas las palabras podrían describir, y que si ella te contesta de esta forma lo mejor será escucharla, abrazarla y besar su frente. Y si tú tienes algo más que decirle, es justo el momento ideal para decírselo de la forma más directa y sensible posible.
La percepción de tu particular forma de verme y la extraña forma de buscar ese contacto.
El sol de mediodía y la mantención del silencio.
Y me preguntas qué es lo que ocurre, solo puedo contestar con una palabra que encierra todo el sentir de unos segundos por mi cabeza: nada.
No puede ocurrir nada, si guardo silencio es porque existen tantas cosas que debo de decirte, cosas que no se cuentan con palabras pero si con la boca, y aún tienes la pregunta en tu cabeza: ¿qué pasa?.
Renunciamos a las palabras, a los ruidos para mantenernos al silencio que anestesia los sentidos, y a una completa renuncia de lucha por el caso, al que manteníamos la fe para ser destruidos ante nuestras ilusiones.
Sabes perfectamente que nada ocurre, que nada puedes decir, que quisieras escuchar palabras o solo esperar que todo regrese a ser como cuando era antes, pero es imposible, en tu mente resuena la frase “nada ocurre dos veces de la misma forma”.
Confusiones y canciones, así es cuando te encuentras en la recamará contigo misma, esas letras de las canciones con las que recuerdas perfectamente su ropa y la forma en la que cantaba, y de forma masoquista explotas al máximo el recuerdo que sabes que algún día ya no tendrá el mismo efecto en ti.
Y aún no pasa nada.

No pasa nada porque aún sigues en el mismo lugar, tu mente se quedó congelada en el mismo momento que se repite en constante, que lo reflejas en cada escena particular a tu alrededor.
Nada
Maldita palabra que mencionamos los mujeres cuando encerramos en nuestra maléfica mentalidad todo lo que deseamos en un segundo, lo que recordamos en un instante, lo que haríamos en los siguientes minutos, la creatividad de una nueva escena en tu vista, la esperanza de las siguientes pestañas que se convertirán en deseos, la tristeza inevitable de los problemas que ahora se llevan a la cama entre sueños que se convierten pesadillas, cansancio y falta de ánimo para seguir luchando por lo que quieres, frustración por no poder hacer nada, tremendo dolor de cabeza, recrear una escena para poder encontrar un error, recordar lo que debiste haber dicho, imaginar lo que sería mejor contestar, las opciones a tus respuestas y las preguntas que te haces y que te están haciendo porque justo en este momento que él roza con su mano tu brazo para delatar un gesto de que realmente importa la respuesta que vas a dar y la forma en la que vas a contestar, y dentro de todo eso solo puedes decir: NADA.
Pero si eres bastante inteligente, ya sabes todo esto que te he dicho, la conoces y sabes que “nada” es más de lo que todas las palabras podrían describir, y que si ella te contesta de esta forma lo mejor será escucharla, abrazarla y besar su frente. Y si tú tienes algo más que decirle, es justo el momento ideal para decírselo de la forma más directa y sensible posible.
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