Carta para un amigo
Hace tiempo que no
pensaba en ti, y fue curioso que después de unos meses te recordara tan
constante. Es curioso como unos cuantos pequeños encuentros en nuestra vidas
pueden cambiar tantas perspectivas, agradezco de cierta manera tu poética muerte
que me deja pensando en lo mucho que pudimos seguir platicando y que tal vez
las cosas en mi mente pudieron mejorar con tu locura.
Claudio, ¿Recuerdas a
aquella pandilla con la que te quedabas las horas platicando? Ayer le hablé a
uno de los chicos que se queda en esa pandilla, y que siempre lo juzgué de una
manera tan errónea. No creo en esas destrezas del destino y sus cosas
trilladas, pero me encantó hablar con él cuando encontré con quien debatir de
literatura.
Amigo, te extraño, y a más
de un año de tu muerte recuerdo tanto nuestras pláticas sobre nuestros planes a
futuro y nuestros sueños, qué es el amor y qué es el sexo. Me rompe el corazón
que no pueda decirte que ahora me siento igual de dispersa que tu, y que no
tengo una puta idea de que hacer de mi vida, te diría que necesito quedarme
tendida en el pasto viendo las estrellas contigo o solo a salir a jugar un rato
básquet o pedirte que cantemos una canción.
Te contaría de lo
patética que soy cuando trato de relacionarme con el chico que me gusta y lo poco
atenta que me he vuelto al no darme cuenta que hay más personas. Tal vez el mundo comienza a girar de otra forma para mí, como cuando me decías que sentías que dejabas de ser tú.
Desearía que me dieras
más consejos, poder ver tu sonrisa una vez más y platicar contigo sobre los
universos paralelos de las bacterias en nuestras uñas. Leer un fragmento más
del libro que te gustaba y escucharte contradecirte con plena consciencia solo
por darle el gusto a alguien más.

Comentarios
Publicar un comentario