Crónicas de mis muertes (pre) anunciadas
Crónicas de mis muertes
(pre) anunciadas
Tania era una mujer que
parecía que todo le había salido mal en los últimos 30 años, pasaba navidades
en diferentes casas desde entonces y era de gustos sencillos. Una mujer un
tanto solitaria, criticada para su edad, y con una constante de llevar la
contra a todas las expectativas que tenían los demás de ella.
Un día en esa soledad no
levanto muy bien la vista al caminar media dormida, se tropezó y se fracturo la
cadera, esperando por días que alguien la escuchara para socorrerla, pero fue
en vano. Fue encontrada días después, la
llevaron al hospital y ahí la operaron para su recuperación. Pareciera que en
esos días en los que nadie la había ayudado, ella ya había negociado su muerte.
Al salir del hospital y regresar a su casa, la gente a su alrededor estaba
preocupada y no la dejaban sola de nuevo, fue solo cuestión de días para que su
cuerpo se despidiera de solo algunos de los que la conocían.
Ayer en la mañana se fue.
¿Ya no vendrá en Navidad
a cenar con nosotros? ¿Ya no la escucharé decir mi nombre mal pronunciado
mientras me abrazaba? ¿Ya no la veré en las mañanas mientras yo preparaba el
desayuno y ella me ayudaba? ¿ Ya no la escucharé roncar? ¿Ya no me preguntará
por mi libro favorito? ¿Ya no me esperará en su casa para las fiestas patrias y
comer cocoles? ¿Ya no tendré su cariño?
No me sorprende que se
haya ido, pero me pesa tanto saber que no estuve ahí, que ya no podrá venir,
que todo lo que tuvo que pasar al final para darme cuenta de lo mucho que la
quería.
Tania se fue un día después
del día de muertos, pareciera que había negociado su muerte.
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