La limitación de mis facultades

No hace falta describir una y otra vez sensaciones innecesarias para la vida, como esos nervios, ese dolor de cabeza, esas nauseas, ese dolor como golpe en el estómago y esas ganas de mandar todo al carajo, así como las ganas de romperte las manos en un puñetazo tan fuerte y capaz de sentir la sangre.
Y muy a pesar de que tenía escrito algo hermoso que escribir lo rompí y lo deseché, lo corte en mil pedazos, no me importo que lo hermoso que haya tejido lo haya deshecho, que tal vez las palabras más bellas ahora las haya tirado y las trate como cualquier cosa, o qué lo detalles que se habían acumulado en varias ocasiones, promesas, sentimientos, recuerdos ya no existan y los haya quemado.
Quiero disfrutar realmente el quemar todo esto, quemar la ciudad entera, cortarme el brazo, rasgarme la lengua, herirme para no volverme a caer en el mismo lugar, golpearme al precio de olvidar todo, lo bueno y lo malo. No importa ya nada, ya no hay nada y es mejor eso.
Esa sensación de no tener nada y sentirte tan libre que no sabes con exactitud a dónde ir o qué es lo qué quieres, pero en definitiva sabes lo que no quieres para nada.
No sé si somos contradictorios o absurdos, siniestros, malos, ridículos, obsesivos, cínicos o sadomasoquistas en cuestión de minutos hasta qué cómo de un golpe nos acordamos que esto no es normal, qué quieres cortar toda clase de oportunidad en la que puedas compartir esa comodidad en el momento equivocado.
No me importa perder, realmente no busco ganar, no busco nada de lo que fui en una vida pasada, de lo que era en algún momento y que ya no será para nunca jamás
Me alegro de terminar con esto, de alejarme de momentos de los cuales nunca me sentí parte y de personas que me son completamente desconocidas, o conocidos que preferiría nunca más volverme a encontrar.
No huyo de problemas, solo sigo un camino que hasta hace poco tracé, recordando quien era, quién soy y qué es lo que quiero hacer. Sigo mi camino sola, y estoy tan feliz por eso porque justo ahora no quiero sentir ninguna clase de afecto por nadie, estoy cansada de sentir.
Me gusta recordar ese poema que tanto me enamoró cuando era niña y ser esa tormenta que me proponía entre versos.


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