No soy más fuerte

Lo que no nos mata no nos hace más fuertes,
comprende,
puedo tomar tu mano decir que no soy más fuerte,
ver los ojos de ese niño y acariciar con ternura,
y no soy más fuerte, soy menos humana.

Lo que no me mató me hizo fría y calculadora,
me hizo odiar y me hizo flaquear,
me hizo desconfiada hasta al punto de dudar.

Lo que no nos mata nos deshumaniza,
nos aleja de lo que fuimos y no nos ayuda a madurar,
nos envuelve en dudas hacia los demás y nos aleja de la realidad.

Me deshumaniza para criticar, para sentarme a no hacer nada
y ver con una sonrisa burlona un “ya lo sabía, me pasó”.
Para pensar que “todos” son iguales,
o que siempre será así para mí.
Para pensar que yo me lo busqué o que me lo merezco,
¿Lo merezco?

Por eso quise morir,
para olvidar el odio pero no lo que pasó,
morir para poder renacer y cambiar,
para comprender como alejarme y terminar,
por eso cuando te miro en el espejo  ya no veo tristeza ni odio.

Solo estas ahí, nueva con cicatrices y con las piernas firmes,
lista para correr y brincar, para volar, para salir a dónde quieras, y recordar cómo llegaste hasta allá.




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