LAS QUE ME HUBIERA GUSTADO CONOCER
Hermila Galindo
Allá por 1915 una mujer con ideas
descabelladas se le ocurrió acercarse a un hombre para conversar de grandes y
radicales planes que podían solamente platicar. El país se encontraba en una
situación de cambios que en sí ya eran radicales, los huertistas estaban cerca
y la población en comunidades rurales se encontraba muy débil debido a las
bajas de hombres –y mujeres- que aún combatían hacia algún ideal digno en la
revolución a rescatar.
La historia es muy confusa en
esos años, si a mí me hubieran preguntado qué hacer para que en cuarto de
primaria me interesara más la historia mexicana, les hubiera contestado “¿Y
dónde estaban las mujeres? ¿Qué hacían?”. Dentro de mi imaginario me contaba
trabajo creer que dentro de una
población tan extensa del territorio mexicano, ninguna mujer hubiera querido
participar en la revolución como toda una intelectual capaz de dirigir un grupo
de personas intelectuales idealistas que defendían su idiosincrasia.
Hermila una joven con ímpetus y
ganas de desatar una revolución desde su cuerpo, desde su comunidad, desde la
gente que la conocía seguro fue más criticada que muchas chicas de su edad ya
que ella desde sus quince años ya estaba en grupos simpatizantes maderistas y
antirreleccionistas, y tras la muerte de Madero, se unió a grupos simpatizantes
del ejército constitucionalista en 1914–qué técnicamente era estar de acuerdo
con Venustiano Carranza-.
Pero, ¿Por qué unirse a Carranza?
Si bien, entre los revolucionarios no era una persona muy popular o al menos
muy aceptada, pero si era el hombre que en ese momento podía representar la
oportunidad de la visión del liberalismo del siglo XX que tanto se buscaba y
que era una de las principales características que reunía en sus pensamientos
Hermila.
“Hermila Galindo se refirió a la
sexualidad femenina y afirmó que el amor maternal es “indispensable para la
conservación de la especie, tenía que ser muy superior a todos los afectos, a
todas las pasiones, a todos los hábitos y a todos los instintos: sobreponerse a
todos los obstáculos y regir como
absoluto soberano todos los actos de la
vida femenina” y que el instinto sexual es parte del amor maternal."
El comenzar de una educación
sexual ya era brutal en esa fecha, y sobretodo si eras mujer en una época tan
tradicional, las mujeres debían ser educadas en el conocimiento de su cuerpo, y
que debía regir una sola moral para ambos sexos, dicha ponencia fue presentada
en apoyo con Francisca Ascanio –de quien hablaré después- en la cual se
comienza a visualizar la emancipación de la mujer y los principios de la
revolución del sufragio femenino.
“La verdad debe decirse aunque sea origen del escándalo”
(Galindo)
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